SIN PRISA, PERO SIN PAUSA
SIN PRISA, PERO SIN PAUSA
El
objetivo primordial de nuestro paso por la vida es alcanzar la satisfacción
personal. Esta, sin una medida universal, puede venir vestida con diferentes
trajes, de acuerdo a la ocasión. Cada uno de nosotros tiene un deber personal
de, con las herramientas que cuente, trazar un bosquejo de la vida que quiere
realizar y comenzar a trabajar para lograrlo. Esto no es una tarea sencilla y
en muchas de las ocasiones las circunstancias de la vida nos llevan a
resultados nada parecidos al proyecto original.
Cuando
vemos que nuestro proyecto original se nos aleja, comenzamos a sentir
sentimientos que nos llevan a la impotencia y el desencanto. Nos vamos
frustrando con el pasar del tiempo y al final, en muchos casos, vemos ese
proyecto original como una fantasía, como una historia del cine que alguien en
algún lugar esta siendo. Vivimos nuestros proyectos solo en sueños.
Nuestros
planes están inmersos en circunstancias que muchas veces escapan de nuestras
manos y de aspectos fuera de nuestro control que de muchas maneras afectan esos
resultados.
Independientemente de lo planificados y proyectados que pudimos haber sido, existen elementos externos que impactan nuestro desempeño y acercan o alejan nuestras aspiraciones.
Independientemente de lo planificados y proyectados que pudimos haber sido, existen elementos externos que impactan nuestro desempeño y acercan o alejan nuestras aspiraciones.
En
un país como el nuestro, con una continua convulsión en su acontecer, donde
despertamos con una información y solo en el transcurrir del día cambia
radicalmente, es casi imposible poder proyectar y alcanzar metas sin
sobresaltos. Es menester estar al corriente de lo que pasa y evaluar cada día
los temas que nos afectan.
Debemos
aprender a trabajar con la paciencia.
En
una oportunidad, entrevistando en la radio a un amigo empresario, aprendí una
lección muy importante para la vida. El relataba que en su negocio, luego de
duros años de trabajo para consolidarlo, le llego una crisis inesperada que lo
llevo a plantearse el abandonar la actividad. Dentro de su desespero evaluaba
opciones cuando pensó que la mejor estrategia en ese momento era replegarse;
“más vale retroceder unos pasos y volver a esquemas primarios pero nunca perder
el foco de tu proyecto principal”.
Hay
gente que se desespera, piensa en salir corriendo y no parar. No vemos luz al
final del túnel. Posiblemente, en estos tiempos que vivimos el emprendimiento
se hace duro y difícil. Pareciera que las situaciones conspiran para no
avanzar. Sin embargo, así como vemos dificultades, también se presentan
oportunidades, solo falta retroceder dos pasos y ver desde una óptica diferente
la situación.
Tal
vez esos dos pasos de retroceso signifiquen esperar tiempos mejores, tal vez
buscar alternativas o vías nuevas para afrontar con acciones innovadoras los
cambios que se nos presentan. La enseñanza popular nos dicta la máxima que nos
indica “si siempre haces lo mismo, obtendrás los mismos resultados”.
Piensa,
evalúa y reinvéntate. La decisión que tomes debe estar basada en la búsqueda de
tu tranquilidad y por ende en tu bienestar. Paciencia para enfrentar las
realidades, pero visión y optimismo para abordarlo desde la perspectiva
correcta. Solo resta encontrar los momentos oportunos.
Retroceder
no es abandonar. Retroceder es plantearse un el impulso necesario para
triunfar.
Nunca
abandonar.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
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