MISERIA HUMANA

MISERIA HUMANA

Es lamentablemente doloroso ver la desfiguración que como sociedad estamos viviendo. La deshumanización y la falta de criterios para resolver los problemas básicos de una colectividad nos gobiernan. Las cifras que nos hablan del deterioro ya sobrepasan lo creíble. Ningún estrato social escapa de vivir algún tipo de incomodidad en su rutina de vida, ya que no se trata de poder adquisitivo solamente, se trata de falta de disponibilidad.

La situación ha generado en un segmento de la población la necesidad imperiosa de buscar remedio oportuno. Es así como observamos día a día como se incrementa el número de personas que buscan entre los residuos comida para subsistir y muchos otros se han lanzado a la calle en procura de una mendicidad que estimule la solidaridad. En los basureros de restaurantes y centros comerciales hacen cola para encontrar algo de sustento. Algunos restaurantes y sitios de comida rápida están seleccionando sus residuos de manera de hacer más higiénica la recolección y menos humillante el proceso.

Ninguna sociedad merece esto. Por más pobre que un país sea, debe existir entre sus líderes y gobernantes una primera regla de oro que es el bienestar básico de su gente. Salud, comprendida en alimentación y medicinas, y educación, deben ser las primeras grandes responsabilidades. Puede que existan restricciones para otros planes, como por ejemplo comprar armamento, o cualquier otro proyecto que no vaya en la dirección de darle beneficios al pueblo, ya que está necesita seguridad social para progresar y no violencia e inseguridad.
No se acaba de entender, que con todo el despilfarro y corrupción que hemos vivido, y aun teniendo pocos recursos para resolver, se sigan implementando políticas erradas y solo se trabaja para arreciar diariamente la crisis. Lo más irónico es el insulto diario a la inteligencia de la gente, al tratar de argumentar cualquier excusa ante lo que pasa.

Pero ante todo este dramático escenario, quiero hacer referencia al hecho de la creciente incursión en la calle de familias, con sus hijos menores incluidos, que se adueñan de las vías para pedir en las esquinas y semáforos. Esta lamentable situación debe ser erradicada. Además del riesgo físico que puedan correr menores en la calle pidiendo entre los carros, vemos a madres, la mayoría jóvenes, cargando a sus criaturas ante el sol inclemente y en condiciones que afectan directamente su salud y la de sus hijos. El precio de unos billetes no compensa ese deterioro, que para ellos no es consciente y que en el futuro, hará de esos niños, individuos con deficiencias físicas e intelectuales que perpetuará nuestra crisis social.

La solución no es darles dinero. Creo que lo pertinente es rechazar esa práctica y generar nuestro repudio a través de denuncias permanentes a los organismos correspondientes. Elevemos nuestra voz de protesta ante quienes deben responder a su responsabilidad con la sociedad.  Si queremos ser solidarios, colaboremos con las organizaciones civiles que los ayudan, pero nunca de una manera directa estimulando la mendicidad en niños y jóvenes.

Busquemos una solución permanente y no un paño caliente.

Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap

Arnaldogarciap.blogspot.com

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