TIEMPOS DE AÑORANZA

TIEMPOS DE AÑORANZA

Siempre nos han dicho que vivir del pasado, o en el pasado, no es bueno. Las personas que se aferran a tiempos remotos sufren más que las otras porque en todo lo que hacen esperan los mismos resultados de antaño. Viven con un recuerdo presente que los hace comparar cada acción y conducta que ven y sienten. Los comportamientos de la sociedad se ven evaluados permanentemente por la matriz de lo que era antes.

El pasado es un gran maestro, ya que de él extraemos grandes reflexiones y aprendizajes que se convierten luego en sabiduría. Las sociedades, y el hombre dentro de ellas, no nace sabio. Se hace instruido gracias a la capacidad de aprender y entender comportamientos pasados y presentes que los preparan hacia el futuro. Esto debería ser garantía de éxito. Si cada uno de nosotros revisa sus comportamientos y evalúa sus acciones para corregirlas de cara al futuro, tendríamos menos problemas y situaciones de conflictos.

En la historia de la humanidad existen muchos ejemplos que confirman esta teoría. Naciones que, en momentos históricos del pasado, fueron arrogantes y engreídas por su poderío, luego sucumbieron ante el poder de otros y renacieron de sus experiencias convirtiéndose en potencias tecnológicas, educativas y sociales. Países que entraron de golpe a la ruina completa, gracias a las guerras, retomaron de su pasado la herencia más poderosa para la sociedad, que son sus valores y cultura, para hacerse, luego de un trabajo arduo y en conjunto, de un presente mejor y un futuro extraordinario, otorgándoles un reconocimiento desde afuera y una motivación intrínseca hacia su engrandecimiento. Sin soberbia, con humildad y sencillez.

Creo que el añorar es bueno, cuando de ese extrañamiento nos sobreponemos para emprender acciones. Nunca seremos lo que éramos antes. Seremos diferentes, pero con un aprendizaje de lo vivido, que con un uso sabio, nos llevará a reconocer mejores oportunidades y acercarnos al éxito. Como sociedad hemos vivido tiempos mejores, pero no son la mejor expresión de nosotros. Aún queda mucho por recorrer y contamos con un ejército de jóvenes talentos con ganas inmensas de aportar lo suyo.

Añoremos y rescatemos nuestros valores y cultura, la educación en el hogar y en la calle, los buenos modales, los buenos días y el ceder el asiento a las personas mayores, la solidaridad entre todos, la sonrisa y el saludo, el respetar los semáforos, el dar el paso a los peatones, la cortesía entre cualquiera sin importar si los conoces. Esas son las cosas del pasado que nos hacen falta y nos reconfortan, nos hacen mejores personas y sociedad.
Brindemos a los jóvenes nuestro aprendizaje del pasado, para que, con esa energía y fuerza del presente nos apoyen a construir un futuro mejor, para ellos y sus hijos. No es un asunto de otros, todo comienza en mi acera y en mi capacidad de entender mi aporte. Es solo un grano de arena en el desierto.

Pero cada grano cuenta.

Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
Arnaldogarciap.blogspot.com


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