PALABRAS PODEROSAS
PALABRAS PODEROSAS
“Un grupo de ranas viajaba por el
bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás
ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuán hondo era, dijeron a
las dos ranas que estaban en el fondo, que para efectos prácticos, se debían
dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas
y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras
ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de
las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. La multitud de
ranas le gritaba que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero
la rana saltaba cada vez con más fuerza hasta que finalmente saltó fuera del
hoyo. Cuando salió, las otras ranas le preguntaron:
– ¿No escuchaste lo que te
decíamos?
La rana les explicó que era sorda.
Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir de
allí.”
Las
palabras tienen un enorme poder. Vida o muerte, como en esta historia, esperanza
o desaliento, como en muchas que vivimos diariamente. Se ha demostrado en
diferentes estudios como la intencionalidad que se le dé a lo expresado en los
mensajes, tiene un efecto directo en los receptores del mismo. Si su intención es
levantar ánimos y estimular acciones, solo basta con influenciar, a través de
palabras de optimismo y esperanza, la participación activa de la gente. Por el
contrario, marcando mensajes pesimistas, desalentadores y de fracaso,
estimulará en sus destinatarios el desánimo y la poca participación.
Los
líderes, cuando genuinamente lo son, en cualquier ámbito, saben del poder de
sus palabras en sus seguidores. La confianza depositada en ellos, por su
conocimiento y trayectoria, hace que sus pensamientos, expresados en palabras, sean
acciones reales y ciertas para sus partidarios y discípulos. Tal es el poder de
la palabra que hoy, el mejor ejemplo es que, a dos mil años de su existencia,
muchos mantenemos la creencia firme en la esperanza que representa la palabra
de Jesús en las escrituras de sus enseñanzas.
Pero
también existe quien utiliza este poder para destruir a través de mensajes
malintencionados y estructurados con una estrategia particular. Laboratorios
que producen noticias para desvirtuar y confundir y sobretodo desanimar. Una
palabra destructiva dicha a alguien que se encuentra desanimado puede ser que
acabe por arruinarlo. Si el entorno no es claro y los mensajes que se reciben
son negativos, lo más probable es que caigamos en la desmotivación.
Pongamos
cuidado con lo que decimos y muchas veces en lo que repetimos. Nos hacemos eco
de mensajes y testimonios sin tener la certeza de su veracidad y con ello,
generamos estimulo o desanimo, de acuerdo a su contenido.
Hablemos
de vida, de alegría, de esperanza, de oportunidades. Estamos claros en que son
momentos de sosiego e incertidumbre, pero debemos entender los mensajes en toda
su intencionalidad. Seamos inteligentes e interpretemos con sentido cada finalidad
en los mensajes.
Ese
es el poder de las palabras.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
Arnaldogarciap.blogspot.com
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