MALETAS, VIAJES Y OPORTUNIDADES
Dedicado a mi hijo Arnaldo Daniel.

La vida no es una línea recta. Para alcanzar nuestro proyecto personal debemos enfrentar siempre algunos obstáculos. Dependiendo de la cuna donde se nace, habrá mayores o menores desafíos gracias a los recursos económicos que nos puedan soportar. Evidentemente, si naciste en una familia con recursos y facilidades, podrás optar a mejores alternativas a lo largo del camino, y los recursos se presentarán en mayor cantidad. Por el contrario, si las finanzas aprietan en el seno de la familia, la mengua llevará a aprender a aprovechar las oportunidades, y en muchos de los casos a una vida de sacrificios para alcanzar las metas, pero en el fondo, todos apuntamos hacia el camino del éxito.

Hoy en día, la situación general que estamos viviendo, nos hace asumir los retos y las oportunidades a todos, desde una perspectiva de mucha escasez. Con un parque productivo mermado, las oportunidades de alcanzar empleo y desarrollo se ven limitadas. Paradójicamente, el encontrar talento con nivel se ha hecho un dolor de cabeza para aquellas empresas que aún luchan por sobrevivir. Emprender una salida hacia lo desconocido parece para muchos la mejor opción de presente y futuro. Es tan grave la situación y sus perspectivas, que la gente y sobretodo los jóvenes, prefieren apostarle a lograr sus sueños, en fronteras desconocidas, a quedarse en un país incierto.

Muchos han sido los análisis de especialistas y sus recomendaciones de cómo abordar este proceso de vida. Para nosotros, los adultos, en cualquiera de sus acepciones: jóvenes adultos, adultos maduros, adultos mayores, el cambio definitivamente es radical. No es lo mismo arrancar de la nada, en cualquier rincón del mundo teniendo 25 años que 40, 50 o 60. Por más preparado que usted se vaya profesionalmente, en la gran mayoría de los casos y países, usted vale cero, y esta valoración tan lamentable nos hace requerir muchas competencias de sobrevivencia.

Con los jóvenes es diferente. Su fuerza y energía vital, los lleva a vivir esta aventura desde una perspectiva de emoción por lo desconocido, y los alimenta la visión de un futuro mejor. Su lozanía y su espíritu de libertad los inspira para realizar cualquier oficio o tarea, por más radical que parezca. Solo el hecho de pensar, que con un verdadero proyecto de vida, puedan en un futuro mediato contar con un trabajo legal, estudiar de nuevo y buscar su verdadera independencia, tal vez llegando a adquirir su propio vehículo y vivienda, es una enorme ganancia. Esa visión de un mañana mejor, gracias a su esfuerzo, valorado por una sociedad que permita, a través de sus libertades, el desarrollo individual, generará en cada uno de ellos la llama de la pasión por lo que hagan y los llevará a alcanzar el éxito en su justa medida.

Esa estampida masiva nos deja en desaliento y desesperanza, pero hay que entenderla y aceptarla. O por lo menos, respetarla. Evidentemente los que seguimos aquí debemos trabajar duro, para que, llegado el momento, aportemos lo mejor de cada uno en la reconstrucción.  Pero además, tengo la firme convicción, que llegado ese momento, muchos de ellos también regresarán a aportar el fruto de sus experiencias y ese valor agregado nos hará una mejor sociedad.

Con su salida, estamos invirtiendo en un mejor país para el futuro.

Muchachos, adelante y éxitos.

Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
Arnaldogarciap.blogspot.com


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