SE NOS PASA EL TREN.
SE
NOS PASA EL TREN.
Hay una creencia popular que
dice que “el tren pasa por nuestra vida en una sola oportunidad y el que la
pierde fracasa”. El tren pasa para los estudios, para los trabajos, para las
parejas, para los negocios…en cada una de esas etapas de vida, debemos tomar
decisiones que se simbolizan cuando abordamos el tren. Esto, evidentemente se
refiere a las ocasiones que tenemos para emprender nuestras decisiones de vida
y en las que, en muchas oportunidades nos paralizamos o simplemente tomamos una
decisión equivocada.
Pareciera que nacemos para
la perfección. Cuando nos dicen que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, nos
endosan un enorme poder que nos hace inmaculados y creados para realizar cada
acto con la certeza de su resultado. Nada más alejado de la realidad. También
Dios nos da la opción del libre albedrío, poniéndonos en posición de tomar
nuestras propias decisiones y con ellas la ocasión de equivocarnos.
En nuestras relaciones
sociales la gente comprende que todo el mundo tiene derecho a equivocarse, y
también a rectificar. Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, a todos
se nos debe dar la oportunidad de reconocer errores e intentar reconducir
nuestras decisiones. Esta es, tal vez, una de las situaciones más difíciles para
nosotros. Es difícil ponerse frente al espejo y reunir la dosis necesaria de
autocrítica para reconocer las virtudes y defectos propios. Esta
autoevaluación, debe estar hecha desde la más profunda de nuestra honestidad.
Todos sabemos y reconocemos en el fondo nuestros defectos, pero lo más difícil es
enfrentarlos ante los otros. Una vez
identificados y concientizados, tenemos la oportunidad de comenzar a
trabajarlos para la mejora, y con ello, estimularnos a accionar para tomar excelentes
decisiones. No todas las personas aprendemos de la misma manera, ni todas
plantearemos las mismas exigencias y las mismas necesidades. Cada quien conoce cuáles
son sus capacidades y en base a ello entender el tren que debe abordar.
Hay que plantear la
necesidad de flexibilidad y adaptación reconociendo las condiciones del
ambiente. También, y de cara al otro, debemos entender sus situaciones y
abrirnos a dar segundas y terceras oportunidades. Muchas veces el rencor y la
rabia nos ciegan y no estamos en la capacidad de comprender la equivocación de
los otros. Nuestra soberbia no nos permite abrirnos a extender la mano y volver
al camino a intentarlo de nuevo.
Fracasar e intentar ha sido
la experiencia exitosa de mucha gente. Pero en esos momentos de fracasos
necesitamos el apoyo de nuestros seres queridos y de aquellas personas que nos
conocen y saben de nuestra naturaleza. Es fácil señalar el fracaso de otros y
sus malas decisiones sin anteponer un análisis objetivo de sus realidades.
Debemos comprender y ser empáticos con los demás, ya que en esta rueda de la
vida nunca sabremos cuando deberán serlo con nosotros mismos.
Nos vamos a equivocar en
muchas de nuestras decisiones de vida pero debemos tener la certeza que eso no
será el final. Podemos levantarnos e intentarlo una y otra vez, ya que todos
tenemos el derecho a equivocarnos y el resto el deber de entendernos y
brindarnos la oportunidad de corregir.
Se nos pasa el tren, pero
nos quedan nuestras piernas para hacer el recorrido a pie.
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
Arnaldogarciap.blogspot.com
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