LA TORMENTA PERFECTA
LA TORMENTA PERFECTA
Tormenta es un término que proviene del latín y que
menciona a la perturbación violenta de la atmósfera que incluye fuertes vientos y precipitaciones. La
tormenta se caracteriza por la coexistencia de dos o más masas de aire de
diferentes temperaturas, lo que provoca una inestabilidad en el ambiente que puede incluir truenos, relámpagos, lluvias, granizos. Para los meteorólogos,
una tormenta perfecta
es un ciclón "muy profundo, muy intenso y que se forma muy
rápidamente". Un fenómeno que, aunque los expertos saben que se va a
formar, no aparece en las imágenes de satélite hasta que ya está generada.
Estamos en el clímax
de la tormenta perfecta. Durante estos últimos años los diferentes elementos
que componen la sociedad y el país se han visto inmersos en alteraciones que
van amalgamando el resultado por venir. Problemas económicos, sociales, políticos
y jurídicos se han ido combinando para llevarnos al punto en que estamos hoy.
Para afrontar una tormenta perfecta, el capitán de la nave sabe la
importancia que juega cada uno de sus hombres y coloca en los puestos estratégicos
a aquellos que tienen la capacidad y temple para responder a las situaciones
extremas que están por venir, en las empresas e instituciones el símil se hace
necesario y es de vital importancia que conozcamos a nuestro equipo y las
capacidades de sus integrantes. Este conocimiento nos permitirá contar con los
mejores elementos en las mejores posiciones. Lamentablemente, el modelo que nos
han presentado desde las instituciones y organismos del estado es contrario a
esta teoría y el posicionar a gente sin calificaciones en diferentes posiciones
estratégicas es lo que nos ha llevado a estar hoy, justo en el ojo del huracán.
Las empresas, en su mayoría,
no han podido responder a los ataques del fuerte oleaje y se han visto
obligadas a naufragar. Algunas, por miedo al cambio climático, ni siquiera han
salido del puerto y buscando su estabilidad o protección, han dejado de
producir para evitar males mayores. Los más valientes se han hecho a la mar y están,
desde hace un rato, atravesando tempestades y sorteando fuertes olas, con el
fin de recolectar su pesca y volver a puerto seguro. En este grupo de empresas
encontramos muchas y de diferentes tamaños. Desde corporaciones nacionales e
internacionales, que han tenido que sortear los problemas económicos y de
insumos, hasta medianos y pequeños empresarios que se empeñan en mantenerse en
el mercado, y aunque no cuentan con la bombona de oxígeno de las grandes,
buscan afanosamente fórmulas que les permitan mantenerse a flote en el mercado.
La gente, por su
parte, en el núcleo más significativo que es la familia, en la mayoría de los
casos, no esperaba una tormenta tan recia que afectara sus cimientos y la poca previsión
a esta situación nos ha llevado a padecer con mayor reciedad los fuertes vientos
de esta tormenta. La poca previsión y la falta de costumbre de vivir en
condiciones negativas han hecho del ciudadano común una persona perpleja ante
las circunstancias y que ha tenido que ir adaptándose a la misma, con las
herramientas que consiga, pero con una consigna clara de sobrevivencia.
Muchos piensan que ya
estamos saliendo de la tormenta. Hay signos claros de que el sol se perfila en
el horizonte. Pero creo prudente que nos mantengamos alertas. Aun la tormenta
no está por aflorar en su máxima dimensión. Los elementos que la componen saben
que la única salida para ellos es el caos y saben que no tienen futuro. Están
dispuestos a desatar al máximo su poder destructivo y nosotros debemos estar
alertas para responder.
Desde las
instituciones, desde las empresas, en la familia, debemos mantenernos alertas y
preparados. No podemos asumir una actitud triunfalista porque se estén dando
algunas condiciones en el ambiente que parecen favorables. Estos son los
momentos donde debemos estar más alertas, más despiertos y buscar las mejores
opciones. En las empresas adoptando políticas de reducción de costos y
manteniendo altos niveles de motivación en nuestra gente, nunca abandonarlos.
En nuestra familia, hablándoles claro de lo que se avecina, explicándoles las
acciones que debemos acometer, la importancia de mantenernos juntos y unidos. La
comunicación es vital, el manejo adecuado de nuestra economía, la utilización óptima
de los recursos, nos llevaran a soportar las últimas embestidas de esta
tormenta y seguir a flote.
Hoy estamos en una
tormenta perfecta, pero tenemos las herramientas y la actitud para
sobrevivirla, Y como dice el refrán popular “después de la tormenta viene la
calma”, y con ella la ilusión y la alegría de saber que podremos construir un
sueño entre todos, donde la verdadera igualdad y participación se dé, en el desarrollo
de la gente y que podamos llegar a ser la sociedad que tanto anhelamos.
Mantengámonos alertas
y siempre optimistas.
Arnaldo Garcia Pérez
@arnaldogarciap
Comentarios
Publicar un comentario