ASÍ ME LO PASARON DE OTRO GRUPO…

ASI ME LO PASARON DE OTRO GRUPO…

Hay una máxima popular que dice: “el que tiene la información, tiene el poder”. Y este poder se basa en una ventaja que se presenta al tener la capacidad de reaccionar anticipadamente ante cualquier evento, o sacar provecho de la información que se posee en beneficio propio o de otros. Este manejo de la información genera en los poseedores de la misma una sensación de importancia y son vistos en muchos casos con admiración por sus niveles de influencia.

Hoy en día esta premisa tiene cada vez menor valor. La tecnología y las comunicaciones se han encargado de globalizar la información en tiempos verdaderamente reales, socializando este poderío. Somos capaces de comunicarnos en vivo y directo con cualquier rincón del mundo, utilizando un sinfín de herramientas, que nos brindan las redes. Desde comunicaciones a través de teleconferencias con diversos actores en distintas partes del mundo simultáneas, hasta una simple llamada telefónica local. Nuestros teléfonos pasaron del sencillo formato de llamadas a computadoras de alto nivel, con múltiples funciones que nos ayudan a desarrollarnos en diversas tareas a la vez. A través de ellos podemos revisar información, leer nuestros correos, tomar fotografías, hacer videos e intercambiar todos estos datos en tiempo real con quienes nos convenga.

Pero esta capacidad de comunicar y la forma de cómo manejarla conllevan una gran responsabilidad. Aunque parezca tonto el hecho de solo transmitir una noticia, dependiendo del tipo y característica de esta, puede generar efectos muy negativos en los otros. Existen elementos éticos y de responsabilidad que debemos considerar una vez pretendamos enviar información por nuestras redes. Es importante verificar los anuncios que multiplicamos, y que estos vengan verdaderamente de una fuente confiable. Por ejemplo: El amigo, del primo del compadre, del señor que le lava el carro a la esposa del general, no puede considerarse una vía certera de información, y nosotros no debemos hacernos eco de ese tipo de noticias. “Hay que difundirlo masivamente”, “Hay rumores que”, “Noticias de última hora”, son algunos de los encabezados con los que comienzan estas notas, así como audios con testimonios sin nombre, fecha o lugar, deben llevarnos al alerta para su reenvío. Informar con la verdad debe ser la mayor premisa, y esto nos lleva a manejar con la mayor seriedad todo lo que podemos transmitir.

Recientemente, y en los días agitados que vivimos, las redes sociales y en especial el WhatsApp y el Instagram, se han convertido en los canales de noticias más utilizados. El ciudadano común, con el poder que le da la tecnología es un aliado fiel a los periodistas y comunicadores al traducir la realidad en noticias al instante. El asunto viene cuando comenzamos a reenviar estos mensajes: Noticias viejas y de eventos anteriores, cadenas falsas y que atentan contra la sensibilidad de las personas, informaciones repetidas hasta el cansancio por el solo hecho de no revisar tu buzón y repetirla sin sentido. Avisos de accidentes y muertes sin confirmación que generan zozobra. En fin, una pérdida de tiempo y credibilidad con lo que comunicamos que hace perder credibilidad en lo que compartimos y en nosotros mismos.

Seamos responsables con el manejo de la información. Filtremos y evaluemos cada mensaje recibido y enviado. Tenemos el poder de informar con veracidad. Nuestra discreción lo vale.

Saludos

Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
arnaldogarciap.blogspot.com



Comentarios

Entradas populares de este blog

ENTRE LA LOCURA Y LA CORDURA