CON ESTA ANGUSTIA…COMO VIVO?
CON
ESTA ANGUSTIA…COMO VIVO?
Revisando bibliografía en
internet, me topé con un breve cuento que me pareció interesante para arrancar
este tema: “Un ratoncito estaba angustiado porque tenía miedo al gato. Un mago
se compadeció de él y lo convirtió en gato. Pero entonces resulta que el gato
empezó a sentir miedo al perro, motivo por el cual el mago lo convirtió en
perro. Una vez perro, empezó a sentir miedo de la pantera y el mago lo
convirtió en pantera. Por este motivo empezó a temer al cazador. Llegados a
este punto el mago se dio por vencido y dijo: Nada de lo que haga por ti te va
a ser de ayuda porque siempre tendrás corazón de ratón”.
Así nos comportamos muchas
veces ante las angustias, esas emociones negativas que se convierten en estados
de intranquilidad y que afectan nuestros comportamientos, relaciones y nuestra
salud. Las angustias se producen cuando pensamos que algo desagradable o amenazante
puede ponernos en peligro, en un marco que parece inevitable. Hoy día, estamos
inmersos en sentimientos de desesperanza y frustraciones producto de una serie
de eventos que, provocados o no, reales o fantasiosos, nos perturban en el día
a día. La mayoría de la población “se desinfló”, luego que no se dieran los
eventos esperados y se fortalecieran escenarios negativos para las aspiraciones
colectivas. Ahora reina la rabia, la desesperanza y el miedo. Estamos frágiles
ante los manipuladores. Cualquiera que tenga herramientas e intenciones, puede
influenciar y acrecentar ese negativismo, solo con atizar el fuego de esa
angustia.
Pero las preguntas relevantes
en este dilema son: Estamos en la capacidad real, cada uno de nosotros de
resolver esta situación desde un accionar individual?, con nuestra actitud
negativa podremos resolver o reversar los acontecimientos que se desarrollan a
diario? Afectando nuestra salud mental y
física, producto de la angustia y la tristeza, logramos algún cambio en el
entorno? la respuesta definitiva es NO, y por lo tanto debemos comenzar por
entender, que aquellos factores que no podemos controlar, nos pueden perturbar,
pero jamás afectar de manera que cambie o transforme nuestro accionar. El
miedo, la angustia, la desesperanza paralizan, y en ese estado, es poco el
avance que podemos tener y el cambio que podemos realizar.
Debemos comenzar por
reconocer factores internos y externos. Que cosas dependen de mí y cuales, por
más que me molesten, no puede modificar. Allí está el quid. Puedo alterar y
mejorar lo que domino, sin embargo, los otros aspectos los reconozco, me
molestan, pero no dejo que me afecten ni en mí accionar, ni en mis emociones,
ni en mi salud.
El Dalái Lama ha dicho que
la causa de nuestra infelicidad suelen ser nuestras emociones. El Buda enseña
que de alguna manera todos estamos heridos por la flecha de las emociones
negativas y debemos atendernos urgentemente. "Vemos la mente como una
casa, así que si tu casa está incendiándose, debes primero ocuparte del fuego,
no ir a buscar a la persona que causó el fuego". "Primero ocúpate de
esas emociones, porque todo lo que viene de un lugar de miedo y ansiedad y
enojo sólo hará peor el incendio. Regresa y encuentra un lugar de calma y paz
para apaciguar la flama de las emociones", dice Phap Dung.
La clave está en dos
acciones: Agradecer y Reconocer. Agradecer a Dios todo lo que tienes, así sea
poco, y reconocer las fortalezas que posees y con ellas tus opciones para el
cambio. Al agradecer y reconocer, encontrarás la alegría y el optimismo necesario
para emprender cualquier camino. Lo esencial es buscar calmar la mente como
prioridad y evitar incrementar con nuestro propio fuego emocional el incendio
en el que estamos metidos.
Reconoce tu corazón y no
habrá angustia que te perturbe.
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
arnaldogarciap.blogspot.com
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