DAMNIFICADOS MENTALES
DAMNIFICADOS
MENTALES
Gea está molesta. Tiene un
tiempo manifestando su desagrado con la forma como la tratan a través de
eventos aislados en el mundo. Tormentas, deslizamientos, fuertes terremotos,
volcanes y huracanes, han sido algunas de las formas que ha dispuesto para
llamar la atención. Será que los humanos no estamos prestando la necesaria
atención a estos alertas que nos avizoran un futuro incierto, o debemos esperar
una magna catástrofe para comenzar a realizar cambios importantes en nuestra
forma de relacionarnos con la naturaleza.
Lo lamentable y doloroso de
estas calamidades es la pérdida de vidas y la cantidad de personas que quedan indefensas
y desprotegidas. Gracias a Dios, en la mayoría de los países donde se han
presentado estas tragedias se cuenta en una formación consciente para el apoyo
inmediato de estos casos. En la más reciente bravuconada de Gea, el terremoto
de México, fue y es impresionante ver cómo la sociedad y las autoridades se
dispusieron a responder de una manera eficiente para aminorar el sufrimiento de
su población. Existen muchos testimonios que reportan cómo, casi en el medio del
terremoto, ya las personas buscaban apoyarse entre ellas. Más aún, como muchos,
una vez terminado el movimiento telúrico, en vez de buscar refugio, salieron
hacia las zonas más comprometidas a ofrecer su apoyo para ganarle tiempo a la
tragedia. Esto es conciencia colectiva. Es entender, desde lo más básico, la
vida, cómo nosotros dependemos unos de otros y debemos desprendernos de egoísmos
y ambiciones, en momentos inciertos o de calamidades.
Nosotros como sociedad
debemos aprender mucho. Nos falta todavía entender el rol que como país tenemos
en el continente y en el mundo. Dios nos aprovisionó de inmensas riquezas para
convertirnos en modelo a seguir. No podemos continuar este esquema de miseria y
mendicidad. Debemos acabar con la política que nos convierte en permanentes
damnificados mentales, tras una dádiva para la supervivencia. Una política de
dominación a través del hambre y la necesidad, donde es estratégico para los
dominantes mantenernos incultos para así soportar su dominación.
Mientras en muchos rincones
de este mundo aparecen damnificados productos de grandes tragedias naturales,
nosotros los tenemos por perversidades. Gente que come o tiene una vivienda por
la benevolencia de los poderosos y con esto su gran manipulación. Ignorancia a
flor de piel de muchos, para provecho de pocos. Es nuestra la obligación de
comenzar a cambiar este guion, que no solo viene de estas últimas décadas, sino
que ha sido una práctica cotidiana en la política obsoleta. Necesitamos a un
pueblo educado y con conciencia colectiva. Dotado de herramientas para
desarrollar su futuro y el de otros, sin mezquindades ni recelos. Todos como
hermanos trabajando para un bien común.
Así, administrando
adecuadamente los recursos, una nación puede desarrollar a su gente y hacerla
próspera y autosuficiente, con conciencia sustentable. Tenemos el capital
necesario para rendir los mejores frutos a la humanidad. Somos ricos en
inteligencia y creatividad, con un talento envidiable y una gran riqueza en
recursos naturales, que debemos saber usar y conservar.
Comencemos este cambio que
nos beneficiará a todos. Solo basta participar.
Gea nos lo agradecerá.
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com
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