ASÍ NO SE PUEDE...
ASI NO SE PUEDE
Los
que tenemos que transitar periódicamente por la autopista regional del centro
entre Carabobo y Aragua debemos vivir un permanente vía crucis. Además del
peligro que representa la ruta, no solo por sus condiciones estructurales, sino
también por la inseguridad que reina en ella, desde hace algunos meses debemos
soportar adicionalmente el trágico escenario que se vive con la reparación de
su viaducto. Colas diarias de dos o tres horas, como tiempo promedio en esta
travesía, nos hace perder tiempo de vida sustancial para otros proyectos y en
una pesadilla diaria, con su sufrimiento permanente.
Pero
esa trágica realidad no es lo que quiero resaltar. Si pensamos que este
sacrificio es producto de una reparación que mejorara las condiciones de esa
vía, bien vale la penitencia.
El
tema que me ocupa se refiere a nosotros. Los ciudadanos comunes y silvestres
que día a día transitamos este tormento. Resulta que en la vía con sentido
hacia Valencia, en esa casi recta de unos dos kilómetros antes de llegar al
túnel, se forman unas colas descomunales que colapsan los dos canales y el
hombrillo. Allí también, cuando usted pasa podrá observar un cuarto canal,
improvisado por los vivos, hecho en la zona de jardines que separan las vías.
No importa que usted sea respetuoso de las normas y se arme de paciencia al
tratar de entender que se le van horas de su vida de una manera inútil por la
desidia y mala planificación. Lo incómodo es ver como muchos de sus congéneres
abusan, sin el menor respeto hacia usted ni a ninguno de los que viven esta
pesadilla.
No
se trata de unos pocos. Se trata de muchos que atropellan sin importarles el
otro. No se trata de gente de escasos recursos, que responden a sus necesidades
básicas. No son conductores de transportes de carga o de unidades autobuseras,
que pudiésemos pretender con escaso nivel de intelectualidad. No son carros
destartalados y viejos que pudieran hacernos presumir a personas de niveles
socioeconómicos bajos y por ende con poca escolaridad y sin conocimiento de
ética y valores. Es gente con vehículos de altos costos, en su mayoría
camionetas que se valoran en miles de millones, que abusan irrespetando al
resto sin importar que sus acciones perjudiquen a la mayoría. Con su conducta
nos insultan y atropellan.
Como
podemos pretender construir un país diferente cuando nosotros mismos no podemos
cambiarnos personalmente y entender que nuestro accionar marca la diferencia
que esperamos. En el momento que concibamos como nuestras acciones impactan a
los otros y que nuestra responsabilidad va mucho más allá de satisfacernos
personalmente, comenzaremos el cambio que necesitamos. No son solo los
políticos los que deben cambiar. No se trata solo de un tema económico o
social. Lo más grave está en el aspecto moral. Se trata de un tema colectivo que
demanda de todos nosotros una radical modificación de pensamiento y acción. Si
de verdad queremos un país diferente, debemos comenzar por cambiar nosotros
nuestra visión del mismo. Abandonar esas posturas egoístas donde yo soy el primero,
donde la viveza y el timo son una manera de vida y que dan pie a la corrupción
y la trampa.
Convirtámonos
en ciudadanos con principios éticos y morales de altura. Donde el servicio y la
atención entre todos sea la consigna y la generosidad y el respeto nuestra
bandera.
Debemos
dar ejemplo de civilidad en cada uno de nuestros accionares.
Así
sí se puede.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
Arnaldogarciap.blogspot.com
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