COMO VAYA VINIENDO…

COMO VAYA VINIENDO…

Con la aparición en el escenario mundial de el esquiador (¿?) venezolano, se despertaron en mi cabeza algunas reflexiones que me gustaría compartir hoy. Es la desfachatez en forma de improvisación la manera de alcanzar tus objetivos en la vida, o el trabajo planificado, a través de una visión clara.

No entraremos a analizar, por ser por demás escabroso, cómo una persona sin ninguna certificación del dominio de deporte alguno, puede ingresar directamente en una competencia mundialista, donde se pensaría existen diferentes filtros de pruebas previas y calificaciones para poder optar a su participación. O como un deportista sin ninguna destreza para esa disciplina, confeso de no conocerla, y lo más gracioso, por no decir penoso, sin conocer la nieve, elemento vital en la disciplina, ya que en ella se ejecuta la tarea, piense lograr una participación honrosa en la misma, escenario que, por supuesto no se cumplió, llegando en el último lugar.

La improvisación como herramienta en la vida es válida y muy útil. Contar con la inteligencia para evaluar opciones y buscar salidas oportunas es una ventaja competitiva. Improvisar es estar preparado para reaccionar, de una manera adecuada, a una situación inesperada o no planificada, o llegado el caso, por más que esté planificada, responder adecuadamente a acciones inesperadas del entorno. Improvisar es sinónimo de inventar, innovar, crear.

Hoy en día existen grupos de artistas que nos enseñan los beneficios de la improvisación. No es al azar. La improvisación como técnica también requiere esfuerzo, trabajo y estudio. Es preparación y desarrollo, y para ello necesitas conocimiento y experiencia. Es estimular al intelecto para producir respuestas de calidad ante las situaciones. Es provocar reacciones innovadoras y creativas aprovechando cada una de tus cualidades y fortalezas. La improvisación no tiene nada casual.

Lo que nos pasa actualmente como sociedad no se puede catalogar de improvisación. Una familia, una sociedad, una empresa o un país, no se puede planificar bajo la filosofía del viejo Eudomar Santos, quien nos decía “Como vaya viniendo, vamos viendo”. Debemos estar claros hacia dónde vamos y cuáles son los recursos que necesitamos para alcanzarlo. Medir y evaluar las opciones y prepararnos para situaciones inesperadas. Nada debe quedar en el vacío. Cada aspecto de nuestro desarrollo debe estar incluido en un enorme plan estratégico que como nación debemos ejecutar.

Debemos romper paradigmas y reinventarnos hacia el futuro. Apalancarnos en el pasado y en gestas históricas que ni conocemos, no nos beneficia como sociedad. Vivir a la defensiva ante “guerras” imaginarias no nos permite sentarnos a planificar un futuro mejor para todos. Mientras otros países como Japón, están formando desde los jardines de infancia al “hombre universal”, enseñándoles idiomas, tecnología y finanzas, nosotros estamos empeñados en mantener un idealismo histórico que no nos lleva a ningún lado. Así nunca seremos competitivos como sociedad.

Debemos prepararnos de la mejor manera. Identificando nuestras fortalezas y potenciando nuestras cualidades. Es una responsabilidad individual.

Rescatemos nuestro futuro desde la planificación. Hasta para improvisar, nos debemos preparar.

Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap

Arnaldogarciap.blogspot.com

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