LA FURIA DE GEA
Gea, o Madre Tierra,
era la gran diosa de los antiguos griegos. Ella representaba a la Tierra y era
adorada como la madre universal. En la mitología Griega, ella creó al Universo
y dio a luz a la primera raza de los dioses (los Titanes) y los primeros
humanos. En la historia de la creación de los antiguos griegos, el Caos
precedió a todo. El Caos estaba hecho de Vacío, Masa, Obscuridad y Confusión.
Entonces surgió la Tierra, en la forma de Gea. De la Madre Tierra brotó el
cielo estrellado, con la forma del dios del cielo Urano. De Gea también
surgieron las montañas, los llanos, los mares y los ríos que constituyen la
Tierra como la conocemos hoy. Gea, o Madre Tierra, era la más antigua de todos
los dioses de los antiguos griegos. Ella era conocida como la diosa suprema
tanto por los humanos como los dioses. Ella presidía sobre los matrimonios y
los juramentos y era honrada como una profetisa. (Google)
Gea, como toda madre,
quiere lo mejor para sus hijos y aunque la novela de la mitología griega se
convierte luego en una maraña de uniones, traiciones, incestos y pare usted de
contar, lo más significativo de estas historias mitológicas es que fuimos
creados en base al amor y la armonía. Esa armonía es fundamental para la
supervivencia de la tierra. Existe un equilibrio establecido que nos ha
orientado por millones de años. Los seres vivos han evolucionado, junto con la
tierra, pero siempre en base con una concordia invisible y arraigada en el
comportamiento de ellos. No hay desequilibrios, solo los establecidos por la
misma tierra para sus ajustes. A lo largo de su existencia, todos sus
cataclismos han sido producto de su evolución…hasta que llegó el hombre.
No vamos a internarnos
en procesos como la revolución industrial y los avances tecnológicos que hemos
tenido en los últimos 200 años. Ciertamente, debemos admitir que el hombre, con
el desarrollo de su inteligencia y tecnología ha buscado permanentemente crear
productos que generen comodidad y bienestar. La pregunta que debemos hacernos
es, pero, ¿a qué precio?
En las últimas décadas la
preocupación por estos temas ha llevado a los organismos internacionales a
establecer acuerdos de corrección. Existen planes concretos para mejorar las
condiciones y frenar los impactos ecológicos. Sin embargo, estas medidas deben
ser mayormente implementadas y difundidas y compartidas con la población, ya
que es un tema de todos. El consumo desmedido, la falta de conciencia
colectiva, el inadecuado manejo de los recursos naturales no son solo
responsabilidad de las grandes organizaciones. Todos debemos actuar en
consecuencia.
Gea clama atención: Ola de calor en Canadá, inundaciones en
Bélgica y Alemania, tornados en la República Checa e Illinois, ciclón en la
India, erupción de volcán en el Congo, tormentas frías en China, tormenta de arena
en Mongolia, son algunas de las últimas manifestaciones estas pasadas semanas,
de esta furia que la tierra nos expresa y que cada vez es mayor y más dolorosa.
Todos debemos aportar. Necesitamos
crear en la ciudadanía una conciencia ambiental, ecológica y sostenible. Un
entender que cada grano de acción suma. Practicando las tres R fundamentales:
reducir nuestro consumo, reutilizando nuestros productos, sacando de ellos su
mayor vida útil y reciclando y reconvirtiendo productos obsoletos en
reutilizables.
Pensábamos que la
tragedia del virus Covid-19 nos haría mejores personas, pero no lo hizo.
Mantenemos nuestra actitud altiva y arrogante bajo la creencia de que somos los
amos del mundo. Seguimos sin colaborarnos, arrastrando a la gente a las
terceras, cuartas y quintas olas de contagio por nuestra imprudencia. Somos egoístas
e impulsivos. Urge cambiar la actitud. Necesitamos entender de una vez por
todas que por el camino que vamos no habrá planeta para las futuras
generaciones. Hijos, nietos, bisnietos se encontrarán con un mundo inhóspito e inhabilitado.
Comencemos el cambio desde adentro.
Cambiemos el humor a
Gea. Con amor y armonía podemos lograrlo.
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com
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