EL RUMOR QUE NOS DISTRAE…
EL
RUMOR QUE NOS DISTRAE…
Cuenta una historia que, un
día, una madre se levanta a preparar el desayuno de su hijo. Una vez en el
comedor, le comenta su aflicción ya que tiene una extraña premonición de que
algo malo pasará en el pueblo ese día. El hijo, trata de persuadirla de esa
sensación, diciéndole que no pasará nada extraño. Al llegar al trabajo, el jefe
del muchacho nota cierta preocupación en su rostro y le pregunta que lo
acongoja, a lo que este responde que está preocupado porque su madre tiene un presentimiento
de que algo malo pasará en el pueblo y ella no se equivoca… el jefe, dada la
gravedad de la información, decide suspender las actividades de trabajo y le
pide a su personal que se vayan a sus casas y se preparen, se dirige al banco y
ante todos los presentes solicita el retiro de todo su dinero inmediatamente.
El gerente del banco alarmado, le inquiere del motivo de esta solicitud, a lo
que el hombre espantado y a viva voz les dice que se va del pueblo porque algo
malo pasará ese día. La gente se convulsiona y comienzan a solicitar retirar su
dinero y todos salen y empiezan a cerrar sus negocios y a escapar del pueblo.
En pocas horas el pueblo es un desierto y las calles están vacías. El muchacho,
camino a su casa ve toda la conmoción y al llegar a su casa busca a su madre y
le dice:”mamá, tenías razón, algo malo pasó en el pueblo hoy”…
Así somos la mayoría de las
personas. Actuamos desde la impulsividad sin entender y buscar los
razonamientos y explicaciones de las cosas. Vivimos desde el rumor. Según
Wikipedia, los rumores son proposiciones diseñadas para ser creídas, y que se
transmiten de persona a persona, habitualmente de forma oral, sin que existan
datos para comprobar su veracidad. Es diferente al chisme, el cual generalmente
se refiere a alguna persona, o actuaciones de personas, pero es tan dañino y
perjudicial como este.
Existen casos en la historia
de la humanidad que dan fe de lo poderoso y perjudicial que pueden ser los
rumores. En 1938, en las vísperas del estallido de la II Guerra Mundial, el
genio Orson Welles sembró el pánico al trasmitir una adaptación radiofónica de
la novela de ciencia ficción “La guerra de los mundos”, de H. G. Wells, la cual
muchos tomaron por cierta. Así, las radiodifusoras recibieron una lluvia de
llamadas telefónicas reportando luces en el cielo y un olor a gas en el
ambiente; la gente empezó a salir a las calles y a abandonar sus casas, por lo
que se despacharon patrullas para contener el caos, lo cual sirvió solamente
para avivarlo.
Estamos en momentos donde el
rumor tiene un hábitat especial, bástese que ocurra alguna situación inusual e
inmediatamente comienzan las especulaciones y el rumor se convierte en certeza.
Se difunden audios y en las colas los comentarios van agregando sabor a lo que
la situación da para la especulación.
No permita que los rumores
le inquieten la vida. Ya tenemos suficientes certezas que agobian el día a día
para ponerle más sinsabor a través de los rumores y especulaciones. Deseche
todo aquello que no tenga un fundamento real o que no venga documentado por personas
serias y de referencia para usted.
Y por favor, no se haga eco
de informaciones sin validez.
Nuestra paz mental lo
agradecerá.
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
Arnaldogarciap.blogspot.com
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