"Hijos que no hablan, padres que no escuchan”: Adolescencia…

Muy pocas veces, encontramos enseñanza directa, o por lo menos, la oportunidad de reflexionar sobre nuestros pasos a través de lo que nos muestran los medios. Desde hace poco tiempo, se proyecta en la red de Netflix una película que ha despertado innumerables reacciones y a hecho que mas de uno se remueva en su asiento, ante la incomodidad que se hace latente en su mente. Me refiero a la serie ADOLESCENCIA,

Adolescencia es una miniserie de drama criminal creada por Jack Thorne y Stephen Graham, dirigida por Philip Barantini. La trama gira en torno a Jamie Miller, un niño de 13 años arrestado por el asesinato de una compañera de clase. La serie no se centra en resolver el crimen, sino en explorar los complejos desarrollos de los personajes y las motivaciones detrás de sus acciones. Aborda temas profundos y actuales: desde la Violencia juvenil y misoginia, la Influencia de las redes sociales, el archiconocido Bulling, y sobre todo la Responsabilidad parental, cuestionando el papel de los padres en la supervisión y orientación de sus hijos en la era digital y haciéndose la gran pregunta de ¿Dónde estábamos? Cuando se fue incubando todo eso. Y es allí donde me quiero enfocar…

Mucho de lo que sentimos como padres frente a nuestros hijos adolescentes tiene raíces en nuestra propia historia. Por eso, educar también es una oportunidad de sanarnos, de comprendernos, de revisar nuestras heridas no resueltas. Solo nos basta con echar una mirada hacia el pasado para definir el término “adolescencia”. No es como otras cosas en la vida, sino que esta es una etapa por la que todos hemos pasado y que muchas veces no valoramos como experiencia, o solo no la recordamos desde nuestra óptica pasada de jóvenes, y la cuestionamos como padres y adultos.

En esta etapa, el lenguaje cambia. Lo verbal se entrelaza con lo gestual. Los adolescentes muchas veces no dicen lo que sienten, pero lo muestran. A través de su mirada, sus gestos, sus cambios de humor, sus elecciones. ¿Estamos leyendo esos mensajes? La escucha activa se vuelve vital. Escuchar sin interrumpir, sin apurar consejos, sin convertir todo en corrección o advertencia.
A veces, solo necesitan que los escuchemos sin juzgar, que hagamos silencio con ellos, que seamos refugio.

Acompañar a un hijo en su adolescencia no es tener todas las respuestas, sino animarse a hacerse preguntas. Preguntas reales, sin filtros. Preguntas que duelen a veces, pero que abren la posibilidad de mejorar el vínculo. Quizás la más importante de todas sea: ¿Cómo puedo ser un adulto confiable para mi hijo, incluso en sus momentos más difíciles?

Está claro que cometeremos errores. Desde nuestra perspectiva como padres, posiblemente muchos de nosotros perdimos enormes oportunidades de allanar esos caminos y tender puentes de amor y comprensión, sin embargo, muchos otros están a tiempo de reconducir el camino y replantearse estrategias de acercamiento, basadas en la empatía y la asertividad, en el reconocimiento de sus sentimientos y valores, en el respeto por sus experiencias y vivencias, pero sobre todo, bajo la creencia firme que no es la imposición de ideas, sino la apertura hacia nuevas vías, incluido el silencio, la manera mas optima para estar allí. Solo eso…estar allí y aportar de mágicas maneras.

Adolescencia es una serie impactante que ofrece una mirada cruda y realista sobre los desafíos de la adolescencia en la era digital. Es una herramienta valiosa para padres, educadores y profesionales que buscan entender y apoyar mejor a los jóvenes en su camino hacia la adultez.

Sería interesante poder reflexionar y respondernos:

ü  ¿Qué me está diciendo mi hijo/a más allá de las palabras?

ü  ¿Estoy escuchando con juicio o con curiosidad?

ü  ¿Qué cosas de mi propia adolescencia aparecen cuando me enojo o me frustro con mi hijo/a?

ü  ¿Estoy acompañando el crecimiento de mi hijo/a o lo estoy intentando moldear según mis propios temores?

ü  ¿Cuánto espacio le doy a su autonomía y cuánto necesito sentir control?

ü  ¿Le hablo como a un par, como a un niño o como a alguien que está buscando quién es?

ü  ¿Estoy disponible emocionalmente o solo estoy "cumpliendo" un rol?

ü  ¿Estoy respetando sus silencios sin resignar la disponibilidad para cuando necesite hablar?

ü  ¿Confío en su criterio en construcción o necesito que piense como yo para sentir tranquilidad?

ü  ¿Conozco sus amigos, se que visita en internet, monitoreo la escuela?

 

Conocer las respuestas a estas interrogantes, nos ayudará en el plano personal, reforzará nuestro rol como padres y nos acercará como amigos de nuestros hijos.

Suerte con ello.

Saludos

Arnaldo García Pérez

@arnaldogarciap

PD: La gente de la ONG Eccos de Paz está organizando un evento que comienza mañana. Si tienes hijos en esta etapa interesante, te invito a participar. Te dejo el link

https://www.eccosdepaz.org/nueva-p%C3%A1gina-2

 

 

 

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