APAGÓN…EL VALOR DE LO INTANGIBLE


APAGÓN…EL VALOR DE LO INTANGIBLE

Si algo tenemos que agradecerle a la inventiva y creatividad del hombre, a lo largo de la historia, es cómo, a través de sus diseños nos ha aligerado la vida. No existe la más mínima cosa inventada que no nos de comodidad y nos permita ahorrar tiempo y dinero. Desde la energía eléctrica, el teléfono, hasta las computadoras de última generación, pasando por vehículos, utensilios del hogar o cualquier cosa que se imagine.

Una vez conocido el producto, es ingresado a nuestra base de datos y su consumo y operatividad es casi innata. Lo requerimos como algo que, pareciera que siempre tuvimos y jamás debe fallarnos y que está con nosotros por  naturaleza. El teléfono celular es nuestro mejor ejemplo y con su ausencia momentánea pasamos de un estado de completa normalidad a la neurosis e histeria más aguda.
Imagínense entonces, perder no solo la operatividad de uno, sino quedarnos sin todos nuestros aparatos y utensilios de una sola vez y de manera abrupta. Agréguele a esto, la pérdida de los servicios como luz, agua y gas. Caos total.

Esta desagradable experiencia fue vivida por un enorme porcentaje de venezolanos la semana pasada. Tal vez en el ímpetu del momento, nos dejamos llevar por nuestras emociones más básicas y la rabia y el desconcierto se adueñaron de nosotros. No hacíamos otra cosa que intentar entender lo inentendible y esperar que todo se resolviera lo más pronto para volver a la normalidad. Al pasar de los días la desesperanza y el desconsuelo solo nos hacían implorar por la vuelta de nuestros servicios y a nuestra vida estándar.

Ahora que todo está “normal”, creo necesario invitarnos a la reflexión sobre lo que nos aconteció y el valor de la experiencia. Pasamos por nuestra vida viviendo de una manera acelerada sin ni siquiera reconocer las cosas que nos ocupan. No damos valor a aquellas cosas que damos por sentadas o que creemos que nos corresponden por naturaleza. Debemos empezar a valorar cada “bendición” que tenemos en nuestra vida, por más insignificante que esta parezca. El valor de la energía eléctrica, y nuestros servicios básicos, el encontrar la comida y que esta se administre adecuadamente para que no se dañe o pierda, la importancia de una bolsa de hielo o en el mejor de los casos una simple vela y fósforos.

Basta con mirar a nuestro alrededor y encontrar a otros que viven permanentemente situaciones que a nosotros nos enloquecieron tan solo en unas horas. Debemos mantenernos sensibles ante las necesidades que muchos de nuestros compatriotas viven en el día a día.  Valoro los sentimientos de solidaridad y cooperación que se dieron en muchos de los casos y condeno a aquellos que más bien trataron de sacar provecho mezquino de las circunstancias. Todos tendrán su recompensa en algún momento, en su justa medida.

Para llegar a ser un gran país debemos aprender de cada una de nuestras lecciones y elegir siempre el camino correcto. Debemos recordar siempre que nuestras acciones son el reflejo de nuestra enseñanza para nuestras próximas generaciones.

Aprender de lo más simple y sencillo es parte de nuestra humildad.

Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com





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