EL ORIGEN DEL MAL
En un paseo por
publicaciones de interés, me topé con una entrevista al filósofo francés Michel
Onfray en el diario El Mundo de España. Onfray es actualmente el filósofo más
popular y mediático de Francia, con mas de un centenar de libros escritos. En
esta oportunidad dentro de sus declaraciones encontré algo que creo resume el
origen de nuestros males modernos: "El mayor problema de la sociedad actual es el
narcisismo", critica. "Delante de las pirámides de
Luxor o del Coliseo romano, por ejemplo, he visto a gente con palos selfi
haciendo innumerables muecas y posturas. El selfi no es otra cosa que
la prueba de que el mundo existe. Es decir, la prueba de la existencia de la
Fontana de Trevi soy yo mismo delante de la Fontana di Trevi, así que la foto
no está ahí para mostrar una obra de arte. Está ahí para demostrar que somos el
centro del mundo y que las obras de arte son nuestro telón de fondo".
En la
mitología griega existe una historia sobre la vanidad de un joven llamado
Narciso que se conoce como el ‘Mito de Narciso’. Según cuenta la
historia, ante la arrogancia del joven Narciso, quien despreciaba a todos los
que se acercaban a él por su belleza, Némesis se enfadó
y decidió engañar a Narciso y vengarse. Hizo que Narciso se acercara a un arroyo y viera allí su hermoso rostro
reflejado en el agua y siendo así, Narciso no pudo dejar de mirar a sí mismo y se enamoró de su
propio reflejo. Sin poder resistir a su propia belleza, finalmente se tiró al
agua y murió.
Este dramático relato,
que servía en su época para enseñar a los jóvenes griegos el peligro de la
vanidad, fue trasladado en su esencia a las ciencias del comportamiento humano
y nació allí la denominación de “narcicismo”, para identificar un trastorno de
la personalidad que define una excesiva concentración en uno mismo. Como
señalan Grapsas y Cols. (2020), “los narcisistas suelen creer que son
superiores a otros y a creerse merecedores de un tratamiento especial sin que
hayan hecho nada para merecerlo, además de esforzarse en impresionar a otras
personas, arreglándose para atraer su atención, alardeando sobre sí mismos y
sobre sus talentos y habilidades, y a la vez mostrándose combativos,
beligerantes, ofensivos, despreciativos e intimidantes.
El narcisista es
una persona que se cree el centro del universo, y, por ende, todo gira a su
alrededor. No existe la menor empatía hacia los otros, los que son vistos
siempre como inferiores y sujetos a la voluntad del narciso. En nuestras
sociedades modernas los encontramos al por mayor gracias a las redes sociales,
invadiendo los espacios con su protagonismo desmedido, sin la menor valoración
por situaciones, problemáticas y menos compasión por los otros. También los
vemos en grupos de intercambio, emitiendo opiniones como si su palabra y
experiencia fuese la única valida y veraz, descalificando y en algunos casos
ofendiendo a los que piensan diferente. Estos narcisos pueden ser inofensivos,
en la medida que nosotros le restemos valor a sus andanzas. Pero existen otros,
de mayor envergadura que a otro nivel, son mucho más peligrosos, ya que de
ellos depende el futuro de la humanidad.
Putin, Trump, Kim
Jon-Un, Biden, Xi Jinping, Jamenei, Bukele, Maduro, Noriega, Macron, Sánchez, Petro,
Zelenski, Francisco, Meloni, son solo algunos personajes que vienen a la
memoria y que, con sus comportamientos particulares, entran en algunas de las
características de este concepto. Eso, sin nombrar a muchos otros, que tal vez
están en posiciones de oposición a los primeros y que aún no han escalado los
peldaños adecuados para comenzar a mostrar sus propias características narcisistas,
o lo hacen con menor influencia.
En fin, un mundo
impregnado del virus del “yoismo”, donde lo colectivo se minimiza y solo se responde
a los antivalores emergentes del narcisismo.
Necesitamos una vacuna
antivirus urgente.
Saludos
Arnaldo García Pérez
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