De la Duda al Reconocimiento: Mi percepción de María Corina Machado
De la Duda al Reconocimiento:
Mi percepción de María Corina Machado
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
Debo comenzar esta
reflexión confesando que nunca me sentí plenamente convencido del liderazgo de
María Corina Machado en este proceso. Pese a que, durante décadas, MCM ha sido
una figura constante en la lucha social venezolana, en su trayectoria en esos
primeros años de participación política, no parecía poseer el impacto necesario
para asumir el liderazgo de una oposición fragmentada, con intereses
particulares y sumida en sus propias penurias. Además, era difícil imaginarla
motivando a un pueblo desesperanzado. María Corina siempre dio la impresión de
representar a un sector privilegiado de la población. Esta percepción generaba
un rechazo considerable entre las masas populares, quienes la veían como ajena
a sus necesidades y realidades. En una nación marcada por profundas
desigualdades, esta percepción no era fácil de superar.
Nunca me han gustado
los liderazgos mesiánicos que nacen del imaginario fantasioso de las
necesidades de los pueblos. Hugo Chávez fue el primer gran ejemplo en Venezuela
y, a lo largo de estos años, se estaba transformando a María Corina en una
especie de superheroína destinada a resolver todos los males y enfrentar a los
archienemigos. Este fenómeno, cargado de connotaciones mesiánicas, la situaba
como una figura casi divina que llegaría para conducirnos a buen puerto, aunque
sin conocer las formas o maneras de hacerlo.
Sin embargo, en los
últimos meses, especialmente tras las elecciones primarias, hemos sido testigos
de un resurgir de un liderazgo genuino en María Corina Machado, con
características que muchos envidiarían. Se ha mostrado como una persona
cercana, capaz de identificarse y sentir las necesidades de los otros. Su
sacrificio personal es incuestionable; ha recorrido cada rincón del país, a
menudo poniendo en riesgo su propia vida, con la única finalidad de que la
gente la vea, se identifique con ella y se sienta parte de su proyecto. Su
estrategia ha sido firme y con un propósito muy bien definido. Posee una
misión, visión y objetivos claros, algo de lo que muchos otros líderes carecen.
Como buen gerente, se ha rodeado de un equipo de altísimo calibre y lo más
importante, todos con la misma sensibilidad hacia el país y su gente En estos
momentos de gran tensión e incertidumbre, María Corina transmite una gran
seguridad y confianza, demostrando tener el control de las situaciones y la
capacidad de evaluar todos los escenarios posibles.
Es una líder
participativa que ha sustituido el "yo" por el "nosotros".
Nunca deja de reconocer el trabajo de su equipo, sin importar los niveles de
cada integrante en la organización. A pesar de que se encuentra participando en
la campaña de Edmundo González, su liderazgo la empodera sobre él y cualquier
otro miembro de su equipo. Su mera presencia es electrizante y su discurso,
potente, contundente, coherente y con respuestas a cada situación.
En mis muchos años de
consultoría gerencial, en los que he observado numerosos liderazgos, en
empresas grandes y medianas, con buenas y malas competencias, encuentro en
María Corina Machado un ejemplo que muchas organizaciones, tanto privadas como
públicas, deberían aspirar a emular. Tengo la confianza de que, bajo su
liderazgo, tenemos la posibilidad de transformar a este país en un lugar mejor
para todos, brindando a las futuras generaciones las mejores oportunidades de
desarrollo. María Corina Machado ha demostrado que un liderazgo genuino puede
surgir incluso en los momentos más oscuros. Su dedicación, empatía y visión
clara nos inspiran a creer en un futuro mejor. Ha convertido el escepticismo en
esperanza y la distancia en cercanía. Bajo su guía y la de su equipo, Venezuela
tiene la oportunidad de renacer y brindar a todos sus ciudadanos un lugar donde
puedan prosperar y muchos podamos regresar. Valió la pena la espera, y hoy, más
que nunca, confío en que, con ella al frente, estamos en el camino correcto
hacia un país más justo y lleno de oportunidades.
¡Adelante, Venezuela!
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