EL INEFABLE SENTIDO DE LA VIDA
EL
INEFABLE SENTIDO DE LA VIDA
Pasamos por la vida sin
entender lo profundo y lo sencillo de la misma. Todos, en nuestro particular
nivel de madurez y experiencia, buscamos un sentido y propósito que nos oriente
y nos permita evaluar si hemos alcanzado, o cuan cerca estamos de llegar a la indescriptible
felicidad. Dentro de nuestro cuaderno de creencias, nos hemos formado con la
idea de que la felicidad es un punto de llegada, por lo cual, trabajamos duro
toda nuestra vida, buscando afanosamente llegar a él. Pero lo cierto es que, la
felicidad es un constructo que tiene diferentes medidas y alcances, cada uno
dependiendo del sentido que le demos y todos en función a una medida individual.
En este mundo tan acelerado,
y nosotros particularmente en este país tan desmejorado, donde permanentemente
estamos apagando fuegos, pareciera que hay pocos espacios para visualizar los
alcances en el camino a la felicidad, o la felicidad en los caminos recorridos.
Estamos tan distraídos, o nos tienen tan distraídos, que olvidamos lo esencial.
En esa lucha diaria por la sobrevivencia, o en algunos casos, por el mantenimiento
de un nivel de vida ajustado a nuestras costumbres, vemos pasar la vida a una
velocidad vertiginosa. Se van los días, semanas y meses sin que podamos
encontrar un sentido de satisfacción, y esto por supuesto, nos genera
frustración y desesperanza. Nos sentimos agobiados y lejos de poder estimar lo
que realmente tenemos.
Encontrarle
sentido a la vida comienza por reconocernos a nosotros mismos. Cuan dichosos
somos por tener aquellas cosas tan insignificantes pero poderosas que no
valoramos genuinamente. Un hogar, una cama para dormir, salud, comida en la
mesa, transporte, familia y un sinfín de cosas que cada uno de ustedes puede
listar a su manera.
No existe un elemento más
poderoso para la felicidad que agradecer con humildad lo que tenemos. El agradecer diariamente y en
conciencia todas las bendiciones que poseemos, es el elemento motivador más inspirador
para arrancar la jornada. Levantarse agradeciendo la vida y lo que se tiene,
valorando cada cosa en su justa medida, nos permite entrarle a este viaje cotidiano
por la vida con la seguridad de que la felicidad se construye en el día a día y
que le llevamos una ventaja positiva.
Hay muchos motivos para
agradecer. No solo las cosas que podemos poseer, también es importante
reconocer a la gente que nos rodea y que de una manera directa o no, nos
influye y estimula a seguir valorando y dando sentido a nuestra vida. Nuestros
padres, los que tienen la fortuna de tenerlos, los abuelos que nos criaron con
mucho sacrificios, los tíos o tías que se convirtieron en padres reales, los esposos
o esposas que de alguna manera estimularon nuestra creatividad y crecimiento,
los amigos verdaderos, los profesores que impactaron con su enseñanza y
congruencia de vida en nosotros y tal vez alguno que otro jefe que se convirtió
en líder y guía para nuestra felicidad. A cuántos de ellos les agradecemos por
su aporte? Nos tomamos el tiempo para reconocer su apoyo en ese alcance de la
felicidad diaria? Si la respuesta es no, aún estamos a tiempo para hacerlo.
El inefable sentido de la
vida comienza con la gratitud. La felicidad está en reconocer y aceptar lo que
tenemos y valorarlo en su justa medida. No es un punto de llegada, es el
disfrute de lo que tenemos, por poco que parezca. Está en lo sencillo. Es el
valorar a quienes nos acompañan en esta travesía por la vida.
No pierdas la oportunidad de
agradecer.
“La raíz de todo bien reposa
en la tierra de la gratitud” Dalai Lama
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
arnaldogarciap.blogspot.com
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