APOROFOBIA


APOROFOBIA

En el año 2017 la Real Academia de la lengua reconoció en su diccionario la palabra APOROFOBIA como la expresión que define el miedo que se le tiene a la pobreza. Este término fue originalmente definido por la filosofa española Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, en España.

Para esta catedrática, la aporofobia (que viene del griego (á-poros), sin recursos, indigente, pobre y (fobos) miedo), es la animosidad, hostilidad y aversión, respecto de las zonas o barrios carenciados y respecto de las personas pobres, o sea, frente a aquellas personas que se encuentran desamparadas y con muy pocos recursos. Tal vez hasta el momento de esta revelación, el sentimiento producido por la aporofobia era confundido con otras expresiones que se utilizan y aplican con mayor asiduidad como xenofobia, que trata del rechazo al extranjero, o el racismo, que es la discriminación por grupos étnicos.

Es muy fácil observar ese rechazo que se produce en el mundo ante los inmigrantes o las minorías sociales, sin embargo, si algunas personas que pueden caer en estas categorías llevan consigo un alto estatus social o económico, ya no son víctimas de este rechazo y es allí donde se discrimina y aplica el término aporofobia.

En pocas palabras, no es que seas extranjero, o que seas de otra raza o cultura, el tema es sencillo, te rechazo por ser pobre. La pobreza es una condición circunstancial en la vida de los seres humanos y en ningún caso forma parte de la identidad o su cultura. La pobreza puede no ser una condición permanente de las personas, sino una situación indeseable e injusta, pero superable en el tiempo si se dan condiciones para ello.

Existen experiencias en el mundo que comprueban que, con un adecuado sistema educativo, como base de formación ciudadana, y unas políticas económicas y sociales basadas en la igualdad para el progreso, la pobreza puede ser disminuida a porcentajes insignificantes. Pero también contamos con ejemplos perversos donde, a través de conducciones de manipulación, con la intención de perpetuar sistemas políticos, la premisa de la pobreza es una estrategia de dominio.

Vemos con mucho dolor como un porcentaje muy importante de nuestra población es victima de esta estrategia. Gente humilde y necesitada que da su voto y acción a políticas que los perjudican directa y permanentemente. Los vemos en las colas por un mendrugo de pan, por una bolsa de comida y en ejemplos mas dantescos, personas mayores y hasta enfermas, vistiendo un uniforme y en “entrenamiento” militar para defender un gobierno que no los representa ni resguarda.

Cada manifestación es un ejemplo de nuestra falta de educación, nuestras escases de discernimiento y nuestra poca voluntad de hacer las cosas de otra manera. Necesitamos demostrarle a la gente que si se puede ser diferente. Que, en su mayoría, somos un pueblo creativo e inteligente, con condiciones para incrementar nuestras capacidades y por ende nuestra manera de responder a la vida. Todos debemos colaborar, no solo en generar esperanzas, sino en convertirlas en hechos concretos de cambio hacia un futuro mejor.

Debemos provocar campañas comunicacionales donde los protagonistas no sean los políticos, sino aquellos ciudadanos que, dentro de las dificultades, han sabido sobreponerse y salir del vacío. Tenemos muchos ejemplos de gente triunfadora, lo que nos falta es la voluntad política y social.

Acabemos con la estrategia de fabricar pobres.

Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com

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