INDIOS, BLANCOS, NEGROS...SIN IDENTIDAD
INDIO, BLANCO, NEGRO…SIN
IDENTIDAD.
Desde
el momento que nacemos nos vemos inmersos en una serie de interacciones que van
definiendo nuestra personalidad. Como si se tratara de un libro en blanco,
vamos completando y anotando día a día aquellas experiencias que nos convierten
luego en lo que somos. De nuestra habilidad de integración social se desprenderá
nuestra capacidad de adquirir experiencias y vivencias que van formando nuestra
idiosincrasia y carácter y dentro de ello, implícito, nuestros valores humanos.
La
familia, ese bastión vital en el desarrollo de las sociedades y países, es el
nido perfecto para esas primeras interacciones. De lo que conoce papá y mamá,
de sus creencias, valores y formas de ser, somos marcados en nuestras primeras
instancias. Nuestros gustos por la comida, la forma de vestirnos e interactuar,
los valores esenciales, hasta nuestros primeros fanatismos políticos o
deportivos son el fiel reflejo de lo que vemos e imitamos, mientras le damos forma
a ese individuo con otros roces.
Luego
vendrá la escuela, la calle y los amigos, a matizar y complementar esas primeras
creencias, hasta que ya siendo más maduros, estamos en capacidad de elegir
nuestros principios rectores y nuestra forma de ser. Allí podríamos decir que
se encuentra nuestra identidad personal, una suma de muchos dentro de nosotros
mismos.
Así
como se dibuja nuestra personalidad e identidad, la integración de todos los
ciudadanos define la identidad nacional. Vemos como costumbres, formas de ser y
de expresarse, se combinan, independientemente de sus regionalismos, para
producir una sola y única forma de ser, que identifica a las naciones con el
resto del mundo. El idioma y sus modismos, la religión, la gastronomía, el
folklore, la música, y muchos otros elementos se convierten en la tarjeta de presentación
de ese ciudadano en el mundo, representando a su país.
En
una Venezuela, desde nuestros comienzos, de muchas interacciones, la identidad
nacional muchas veces se ve perdida o anulada. Producto de la situación política y social que
vivimos, nuestros arraigos más básicos se ven comprometidos y el mejor ejemplo
son nuestros símbolos patrios, que se han visto disminuidos, secuestrados y
utilizados para fines nada nacionalistas, lo que ha provocado en la mayoría de
la población un divorcio con los mismos.
Súmele
a eso la poca identidad con el país y encontrará a venezolanos de nacimiento y
de crianza, manifestando a viva voz su preferencia con las naciones de sus
padres. No cuestiono a quienes desean emprender nuevos rumbos en otros países que
brindan oportunidades, cuestiono la falta de compromiso con el país que te vio
nacer y del cual están hechas tus raíces. Somos venezolanos donde quiera que
estemos, así tengamos un pasaporte adicional, producto del origen de nuestros
ancestros.
Es
necesario redescubrir nuestra esencia. Reconocernos en esa mezcla de naciones y
revelar nuestra propia identidad. No somos indios, ni europeos ni africanos,
somos esa mezcla con identidad propia. Venezolanos que tienen, entienden y
enaltecen sus raíces pero que a su vez, marcan su propio terreno e identidad.
En
este saludo a las razas, rescatemos nuestra Identidad y hagamos orgullo de
ella.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com
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