NATURALEZA HUMANA
¿Recuerdan el cuento de la rana y el escorpión? Estaba una rana
sentada a la orilla de un rio, cuando se le acerca un escorpión y le pide que
la ayude a cruzar el rio llevándolo en su espalda. La rana, a sabiendas del
peligro se niega inmediatamente bajo el argumento de que, si lo apoya, éste le
clavará su aguijón y la matará en el acto. El escorpión, manejando su habilidad
de persuasión le dice: No seas tonta, no ves que si te pincho con mi aguijón te
hundirás en el agua y yo, como no se nadar me ahogaría contigo. Ante este
argumento tan contundente, la rana lo pensó y le dijo: Está bien, te ayudaré a
cruzar el rio. Juntos comenzaron a surcar la corriente del rio y, llegando a la
mitad del trayecto de repente la rana sintió un fuerte picotazo y un agudo
dolor. Ya moribunda mientras se ahogaba le dice - no entiendo nada, ¿Porque lo
has hecho?, ahora tú también vas a morir…a lo que el escorpión contestó, -Lo
siento ranita, pero no puedo dejar de ser quien soy, esta es mi
naturaleza…desapareciendo los dos en las profundidades del agua.
Naturaleza clara la del escorpión que vive y muere con su
esencia. ¿Somos el resto de los seres vivientes tan claros y permanentes con
nuestras características de vida? Aquí nos hacemos la gran pregunta
existencial, ¿Cuál es la naturaleza del ser humano? Esta ha sido una de las interrogantes
más repetidas de nuestra historia. Grandes filósofos y pensadores y luego
hombres de ciencia, neurólogos, psicólogos y muchos más han horadado a través
de los tiempos sin encontrar una respuesta convincente para todos. El término
es controvertido porque se discute si existe o no tal esencia. Los argumentos
sobre la naturaleza humana han sido un pilar de la filosofía durante siglos y
el concepto continúa provocando un vivo debate filosófico. El hombre es bueno, malo, egoísta, incluso
malvado, dependiendo de la corriente filosófica que se revise.
Me quedo entonces
con la creencia profesada por Jhon Locke, en la cual el ser humano es “una
pizarra en blanco”, un ser sin reglamentaciones que va rellenando su vida en
función a sus experiencias y que estas lo pueden llevar a cualquiera de los
extremos.
Aquí está nuestra enorme
responsabilidad. En estos tiempos de grandes reflexiones y promesas de cambio,
debemos dejar el egoísmo de un lado y comenzar a labrar el verdadero hombre del
futuro. Edificar un comportamiento diferente e innovador que nos permita
perfilar un ser humano basado en principios fundamentales que enaltezcan,
partiendo de la creencia fundamental en su nobleza innata y que nos permitan construir
comunidades solidarias y dispuestas a aportar por el bien común.
Siempre ha sido un
sueño del hombre vivir en armonía. Cada vez que está inmerso en una situación
conflictiva, nacen las reflexiones y los deseos de cambio, que se desvanecen
con el tiempo y la historia. Hagamos de esta nueva experiencia una verdadera
oportunidad de apostar por una sociedad diferente. Ya hemos visto, hasta el
cansancio, que el ser humano no se diferencia por razas ni creencias políticas o
religiosas.
Nuestra misión y propósito
tiene que ver con esa construcción. Modelemos a nuestros jóvenes y niños propuestas
concretas de mejores formas de interrelación, con solidaridad, cooperación,
cuidado de nuestro medio ambiente y la seguridad de que todos serán respetados
y considerados. Tal vez nosotros no veremos los resultados, pero dejaremos una
huella ineludible de nuestro cambio de conciencia.
El Ser humano y su
naturaleza nos lo agradecerá.
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
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