ERRAR ES HUMANO
“Cuentan que tras
cientos de intentos fallidos e innumerables pruebas, Edison consiguió
finalmente un modelo de bombilla capaz de soportar con fiabilidad las
condiciones previstas. Durante años había soñado con aquel momento en el que
todos sus esfuerzos se veían ampliamente recompensados. Edison, orgulloso,
llamó a su ayudante Jimmy Price para que guardara aquella bombilla hasta
poderla enseñar a los inversores. De pronto se escuchó un ruido de cristales
rotos y al volverse Edison comprobó como su bombilla, aquella en la que tanto
esfuerzo había invertido, estaba hecha añicos en el suelo. A su ayudante se le
había resbalado de las manos. Es fácil imaginar lo que Edison debió pensar y
sentir en ese momento, sin embargo, la historia cuenta que no dijo ni una sola
palabra e inmediatamente se dirigió a su mesa de trabajo y se puso a fabricar
un nuevo modelo de bombilla. Días después cuando hubo finalizado de nuevo su
trabajo, Edison hizo algo muy importante en señal de que había perdonado a
Jimmy. Lo llamó y con una sonrisa le entrego la nueva muestra diciéndole
"Ten cuidado". El muchacho no rompió aquella bombilla y su invento se
convirtió en uno de los más revolucionarios del momento”. (Google-La Mariposa y
El elefante)
El ser humano es
complejo. Supera a cualquier computadora diseñada por el hombre, ya que cuenta
con innumerables sistemas y subsistemas que se coordinan con una precisión milimétrica.
Es tal la armonía de su desempeño que desde su nacimiento posee grandes
capacidades para el desarrollo físico, el aprendizaje y el conocimiento que auguran,
en la mayoría de los casos, un desempeño exitoso o por lo menos promedio entre
nosotros. Esas características físicas y mentales se potencian con el tiempo y van
generando una experticia generadora de respuestas exitosas ante los retos. Sin
embargo, no somos infalibles. Vivimos en un mundo donde estamos expuestos a
situaciones y variables, muchas veces fuera de nuestro control, y que nos hacen
vulnerables a la falla y al error. El mayor aprendizaje, que nos hace mejores
personas viene de nuestros aciertos y desaciertos, de reconocernos seres frágiles
ante situaciones y comportamientos que nos hacen débiles y con capacidad para las
equivocaciones.
Errare humanum est, es
una frase en latín que significa “errar es humano” y nos condiciona a
una característica intrínseca del ser humano, que, pese a sus capacidades,
puede caer en el error y la equivocación. Es parte de nuestra naturaleza y
debemos vivir con ella, en ella y con la creencia firme en nuestra capacidad de
superación. Todos cometemos errores, bien en nuestras relaciones familiares,
como padres, como hijos, como parejas, como jefes o empleados y hasta como ciudadanos.
Estamos en un continuo aprendizaje-error que nos lleva en un zigzagueante crecimiento
con sus caídas y alzadas, pero que en cada experiencia nos hace mejores ante las
situaciones de vida.
Existen dos elementos
peligrosos que van de la mano con lo conversado. Uno, la arrogancia que podemos
tener como seres humanos de creernos inmunes a los errores y sentirnos todo
poderosos en la razón y el conocimiento. Esta actitud nos limitará en nuestras
relaciones, ya que, lo que haremos permanentemente es “esconder” nuestros
errores ante los otros y enmascararnos en un desempeño irreal, y el segundo, el
mantener una actitud pasiva ante el error y hacerlo parte permanente de
nosotros, con lo cual, estaremos persistentemente justificando nuestras
limitaciones y nuestro bajo desempeño en esa tarea. Esto quiere decir que,
debemos reconocer los errores, aprender de ellos y tratar de no cometerlos nunca
jamás.
La otra cara importante
del reconocernos aptos para el error, es que nos permite, una vez aprendida la
lección, apoyar a otros en no caer en las mismas equivocaciones. Aunque dicen
que “nadie aprende por experiencia ajena”, nada mal nos caería que nos
advirtieran de los errores y que nosotros hagamos lo propio con otros para
evitarles esas molestias. Se aprende también del error ajeno y nos ahorra
muchos sinsabores.
Asimilando la experiencia
de Thomás Edison, entendamos los errores como parte de nuestro desempeño,
apoyemos a los otros desde la bondad y la comprensión a asumir sus aprendizajes
y errores y estimulemos un ambiente de formación permanente. Así seremos
mejores personas, creceremos juntos como sociedades y podremos desarrollarnos
en armonía y paz.
“errare humanum est, sed perseverare diabolicum”; que
traducida literalmente significa: "errar es humano, pero perseverar (en el
error) es diabólico."
Saludos
Arnaldo García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com
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