A VOLAR
“Había
una vez un rey el cual amaba los animales. Un día recibió como regalo dos
hermosas crías de halcón. El rey los entregó a un maestro cetrero para que los
alimentara, cuidara y entrenara. Pasó el tiempo y después de unos meses en los
que los halcones crecieron, el cetrero pidió una audiencia con el rey para
explicarle que, si bien uno de los halcones había alzado ya el vuelo con
normalidad, el otro había permanecido en la misma rama desde que llegó, no
emprendiendo el vuelo en ningún momento. Ello preocupó en gran medida al rey,
que mandó llamar a múltiples expertos para solucionar el problema del ave. Sin
éxito.
Desesperado, decidió ofrecer una recompensa a quien lograra que el
ave consiguiera volar. Al día siguiente el rey pudo ver cómo el ave ya no
estaba en su rama, sino que volaba libremente por la región. El soberano mandó
llamar al autor de tal prodigio, encontrándose con que quien lo había logrado
era un joven campesino. Poco antes de entregarle su recompensa, el rey le
preguntó cómo lo había logrado. El campesino le contestó que simplemente había
partido la rama, no quedándole otra opción al halcón que echar a volar.”
La vida está hecha de momentos,
opciones y oportunidades. Desde que vamos desarrollándonos como seres humanos, queremos
encontrar caminos que nos lleven directamente a la realización personal.
Algunos tienen claras sus opciones, y desde muy temprano se encaminan en un
viaje adonde sus pasiones serán puestas en práctica. Otros, necesitan ir
descubriendo en la travesía cuales serán esos lugares de profunda realización, tropezándose
con algunas piedras que les darán experiencia y fortaleza para el viaje, confirmándoles
o no, la visión y claridad del objetivo. Existen unos terceros que, aunque
tengan las condiciones, destrezas y habilidades, no se aventuran a tomar el
camino y se quedan estáticos en el mismo lugar, viendo pasar la existencia, sin
el ánimo y la fuerza necesarias para comenzar su travesía y allí, se les va la
vida.
Todos tenemos talentos
prodigiosos. Algunos nacen con habilidades excepcionales para las ciencias o
las artes, otros, cuentan con destrezas para ser apreciados por su dominio
magistral en tareas más sencillas. Todos tenemos algo. A veces, nos cuesta
identificarlo y en muchos de los casos, explotarlo para convertirlo en nuestra pasión.
No importa cual sea tú vocación, todas son importantes y necesarias para
nuestro desarrollo colectivo y de comunidad. Ten presente que, independientemente
de tus destrezas, el intercambio entre todos es lo que nos hace sociedad.
Necesitamos médicos, ingenieros, abogados y también cocineros, enfermeros y
plomeros. Todos jugamos en papel fundamental y cada uno tiene su rol protagónico.
Lo importante es salir “a
volar” y desplegar nuestras alas contra el viento, dominando nuestra
travesía y sintiendo la satisfacción del encuentro con nosotros mismos. Es hora
de abandonar nuestra rama segura y comenzar a trabajar, cada quien, desde su
trinchera, por hacer un mundo mejor. Cada uno entregando su pasión y energía en
cada cosa que haga y valorando todos los aportes, por más mínimos que parezcan.
Dar lo mejor de sí en cada cosa que haga.
El mundo nos necesita a
todos.
Saludos
Arnaldo
García Pérez
@arnaldogarciap
www.arnaldogarciap.blogspot.com
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