LA HORA DE LOS JOVENES

El 12 de febrero de 1.814, un puñado de jóvenes inexpertos en las lides militares, emprendieron la aventura de su vida para defender el sueño de libertad de su amada Venezuela. En las difíciles circunstancias que se vivían en esos días, José Félix Ribas, preocupado ante la falta de tropa para enfrentar a José Tomás Boves, quien se avecinaba sobre Caracas, decide armar a unos 1.000 estudiantes de colegios y seminarios de la ciudad y otros poblados vecinos para embarcarlos en esa cruzada. Lucharon con entusiasmo, valor y patriotismo, alcanzando una sorprendente victoria que los catapultó a la inmortalidad. Hoy como cada 12 de febrero conmemoramos su gesta y nos sentimos orgullosos de su valor en la Batalla de La Victoria.

Si pudiéramos viajar en el tiempo y llegar a los momentos previos a la batalla, creo que veríamos a un puñado de muchachos asustadizos y temerosos, pensando en cómo hacer frente a semejante reto, pero sin el menor atisbo de renuncia a lo que el destino les ponía por delante. Son esos momentos de encrucijada de vida que separan a los valientes de los cobardes, a los emprendedores de los costumbristas, a los hacedores de realidades de los meros soñadores. No existía experiencia previa ni entrenamiento para el combate. La vida les dio un fusil y como munición su sueño libertario. Allí estuvo la clave de esa apasionante cruzada.

207 años después, nos encontramos ante otro enemigo poderoso. Tal vez mas sanguinario que Boves y sin escrúpulos para lograr sus objetivos. Un enemigo que ha ido endureciendo sus garras a través del debilitamiento del otro. Es un monstruo como en las películas de ficción, se va comiendo a la gente y va creciendo con esa energía. Vocifera fuertemente para asustar tan solo con el retumbo de sus alaridos y también, demuestra su crueldad atrapando, torturando y desapareciendo inocentes que caen en sus fauces sin la menor protección.  De esta manera debilita a sus contrarios tan solo con el temor de caer en sus zarpas. Ha sido tan poderoso su dominio que la gente siente que es invencible por siempre, cayendo en una desesperanza que lo alimenta y beneficia.

Parece indestructible, pero no lo es. Como todos los villanos de la ficción y la realidad tiene su talón de Aquiles. Tal vez no caiga físicamente con un golpe a sus extremidades, pero tiene muchas debilidades que se pueden aprovechar. Pero mas que las debilidades del villano, debemos resaltar los atributos de los paladines. Tal vez la mejor arma pasa desapercibida. Tal vez en nuestro adormecimiento por la desesperanza no nos percatamos de los poderosos que somos y podemos ser. Tenemos una juventud de mil kilates. Jóvenes entusiastas, preparados para el combate, pero esta vez en el campo intelectual y de las ideas. Muchachos bien formados en universidades y tecnológicos con una gran propuesta por ofrecer. Y lo que es mas importante: con una enorme disposición a la lucha por la libertad y la igualdad.

Llegó la hora de los jóvenes, pero esto no quiere decir que deban estar solos ni que de ellos puramente salga la estrategia. Debemos combinar la experiencia y sabiduría de los mayores con ese conocimiento y energía de nuestros muchachos. Lo demás es pan comido. Despertemos el sentimiento libertario que heredamos de nuestros antepasados. Demostraciones de valentía tenemos a borbotones. Hagamos replica y comencemos a trabajar por ese futuro. Con nuestro propio estilo, sin caer en las provocaciones. Superando a la mente inferior que nos controla en estos momentos. Estoy seguro que, llegado el momento, muchos de los jóvenes que están ahora en otras latitudes volverán también a aportar lo suyo.

Sin miedo, batallemos como en La Victoria.

Saludos

Arnaldo García Pérez

@arnaldogarciap

www.arnaldogarciap.blogspot.com  

 

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